2. COMIENZA LA AVENTURA- 2ª parte.

 La voz de Ray sonó potente:

-¡Ordenador! Ponga rumbo al destino señalado.

Los aprendices se habían puesto ya sus gafas y permanecían en silencio esperando con ansiedad lo que Ray ya les había contado: que verían una luz muy brillante, después tendrían la sensación de vértigo, como si cayeran por un tobogán, y por último un intenso hormigueo en la cabeza. Solo eso. En dos trinos llegarían a su destino. Suan permanecía también quieto y en silencio, sujeto al cinturón de Tomi, mirando con curiosidad de un lado a otro. De pronto, la sala se inundó de una extraña luz violeta y, en un abrir y cerrar de ojos, todo a su alrededor cambió. 

Ray sabía que el tiempo del viaje les parecería corto aunque iban a recorrer una distancia enorme en el espacio, pero los viajes espaciales habían avanzado mucho, reduciendo cada vez más los tiempos de desplazamiento interplanetarios. Y cuando la señal que indicaba el final del viaje se iluminó, Ray dijo:

-Bueno, ya hemos llegado. Podéis quitaros las gafas. Pulsad el botón que hay en vuestro asiento para que se desactiven los cinturones de seguridad.

Uno a uno abandonaron la nave, y al salir se dieron cuenta de que habían aterrizado junto a un bosque de árboles enormes y de vistosos colores, muy diferentes a los de la Tierra. Estaban en el planeta Pegasus.

Mientras los miraban, sorprendidos, oyeron una voz familiar:

-¡Bienvenidos a Pegasus, queridos aprendices!

Era la voz de Paula, su tutora, y corrieron a su encuentro muy contentos.

-¡Qué sorpresa, Paula!- dijo Linda.- No sabíamos que estabas aquí.

-He viajado antes que vosotros para prepararlo todo, y os aseguro que este lugar os va a gustar muchísimo. Bueno, ahora decidme, ¿qué tal el viaje? ¿Habéis sentido algo raro?

-Yo no he sentido nada más que un poco de vértigo, igual que cuando me subí en la montaña rusa- dijo Bao. 

-Pues yo he tenido un poco de miedo, pero ahora ya estoy bien- dijo Nadia.

-¡Ha sido una pasada! ¡Solo en dos trinos estamos en otro planeta!- dijo Luca entusiasmado.

-¡Ha sido emocionante, Paula, y no me he mareado!- añadió Nacho.

De repente unos ladridos le obligaron a mirar al suelo.

-¿Pero cómo se os ha ocurrido traer a Suan? Creo que aquí no esperaban un perro. Confío en que no  los asuste.

-Ray nos dio permiso; somos responsables de él y no podíamos dejarlo solo- dijo Tomi.

Paula miró a Ray y suspiró sin decir nada; no le gustaban las sorpresas, pero debía respetar su decisión.

Y como Ray quería cambiar de tema, les dijo:

-Bueno, aprendices, ahora debemos caminar un poco hasta llegar al lugar donde nos están esperando, la ciudad de Olaris. ¿Alguna cosa más, Paula?- preguntó Ray,.

-Sí, debo deciros que vuestros compañeros de Pegasus son niños muy diferentes a vosotros, así que estad atentos a la cara que ponéis al verlos; son muy sensibles y, si notan que os asustan, pueden sentirse mal.

En un minuto se formó una fila de exploradores, pero ninguno quería ser el primero. Al final, Tomi, el más aventurero de todos, se puso en cabeza del grupo. 

El día comenzaba, pero la luz parecía más la de un atardecer en la Tierra, eran cosas a las que tendrían que acostumbrarse. Tras una breve caminata, salieron del bosque y se encontraron con una magnífica vista: ante ellos se extendía la ciudad de Olaris, en un valle precioso, rodeada de montañas. Las casas tenían forma de media naranja, como pequeños iglúes que en la distancia parecían iguales, excepto uno que estaba justo en medio. Paula, señalándolo, dijo:

-Ese es el centro de aprendizaje. Allí nos esperan con mucha ilusión nuestros compañeros.

A medida que se acercaban se dieron cuenta de que los tejados de las casas eran de un material muy brillante y dorado y tenían una forma hexagonal que recordaba a los paneles de las abejas. Los habitantes de Pegasus utilizaban esos tejados para captar energía. Aunque su sol era bastante diferente al nuestro.

Los aprendices miraron hacia arriba y se dieron cuenta de que la luz rosada que despedía el sol calentaba ligeramente, sin ser molesta. Después de atravesar varias plazas llegaron a un edificio enorme que relucía bajo el sol y brillaba como si fuera un diamante.

-¡Qué bonito! Tendré que dibujarlo en cuanto pueda- pensaba Nadia.

¿Estarían esperándolos allí dentro los aprendices de Pegasus? ¿Cómo serían? Aún no habían visto a nadie por las calles y no sabían cómo era su aspecto. Aquella parecía una ciudad desierta, aunque no podían sospechar con qué curiosidad los miraban desde detrás de las ventanas.

-Bueno, ha llegado el momento. Recordad lo que os he dicho: ninguna señal de miedo en vuestras caras, ¿de acuerdo?

La puerta circular se abrió y por ella apareció una figura alta y delgada. Tenía el rostro ovalado, sus ojos eran grandes y no se podía determinar bien su color- parecían verde oscuro-, su boca era muy pequeña y su piel tenía un tono azulado. Iba vestido con un mono azul oscuro y una capa larga naranja. Parecía mayor, pues su pelo era completamente blanco; sin embargo, su rostro era muy jovial, y también su voz cuando les dijo: 

-Os doy la bienvenida a Pegasus, queridos aprendices. Espero que os sintáis como en casa, aunque ya sé que en la Tierra es todo muy diferente. ¿Qué tal ha ido el viaje?- le preguntó a Paula.

-Muy bien, Kumara; según me han dicho, casi no se han enterado.

-Bueno, ahora me voy a presentar: soy Kumara, el mentor general de los centros de aprendizaje. Os voy a presentar a Telma, magister en civilizaciones. Ella será la encargada de enseñaros Olaris. Entre los dos vamos a procurar que este viaje os resulte inolvidable.

Entonces, otra persona apareció en la puerta. Los aprendices se quedaron con la boca abierta al verla.

-¡Ooohhh! ¡Qué guaaaapaaa!

Telma sonrió y les dio las gracias.

-Sabíamos que nuestro aspecto os iba a sorprender, pero veo que no os damos miedo, y eso es muy importante. Vamos a ser compañeros y compañeras de aventuras durante unos días y tendremos tiempo de conocernos mejor, pero imagino que estáis deseando conocer a vuestros compañeros, ¿no es así?

-¡¡¡Siiiiiiiii!!!- gritaron todos a una.



¡TE TOCA! ¡IT´S YOUR TURN!

 1. En el párrafo marcado de color azul, encuentra la "pista" que te indica que Suan es un perro macho.

2. Explica el significado de la frase "pero los viajes espaciales habían avanzado mucho, reduciendo cada vez más los tiempos de desplazamiento interplanetarios" marcada en rosa.

3. Aprendices es una palabra en plural que indica a alguien que está aprendiendo algo. ¿Sabes cómo se escribe esa palabra en singular? ¿Puedes poner más ejemplos? ¿Te atreves a redactar la regla de ortografía?

4. ¿Por qué Olaris y Pegasus están escritos con mayúscula?

5. Olaris era una ciudad situada en un valle, ¿qué es un valle?

6. Fíjate en el párrafo marcado de amarillo, ¿cómo se llaman los paneles que se colocan encima de nuestros tejados para captar la luz del sol?  ¿qué tipo de fuente de energía es esa?

7. Fijándote en la descripción que han hecho de Kumara y viendo el dibujo de Telma, describe a Telma.



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